El 12 de febrero, un grupo de orquestas regionales envió una carta al Ministerio de Cultura en la que expresaron su preocupación por la reducción del presupuesto destinado a la música en el país. Según las agrupaciones, el recorte de aproximadamente el 30% podría poner en riesgo la continuidad de varias de las orquestas más importantes de Colombia.
El documento fue firmado por las filarmónicas de Medellín y Cali, las sinfónicas de Caldas, Eafit y la Universidad Autónoma de Bucaramanga, que pertenecen a la Red Nacional Sinfónica. Estas orquestas advirtieron que, de no corregirse la situación, cinco de ellas podrían dejar de operar en los próximos dos años. Además, destacaron que los 200 músicos que laboran a tiempo completo en estas agrupaciones verían amenazados sus empleos y salarios.
El Ministerio de Cultura respondió a esta misiva, asegurando que continuará brindando apoyo a las orquestas de la Red Nacional Sinfónica, aunque anunció algunos cambios en la asignación de los recursos.
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El Ministerio explicó que abrirá una convocatoria pública en 2025 para permitir que otras orquestas sinfónicas profesionales del país accedan a estos fondos. Además, se comprometió a promover la equidad y fortalecer la diversidad musical en diversas regiones y comunidades.
El comunicado también detalló que, aunque se mantendrá el apoyo a las orquestas, la asignación de recursos cambiará en comparación con el presupuesto de 2024. En ese sentido, la Filarmónica de Medellín, por ejemplo, pasaría de recibir 1.200 millones de pesos a 785 millones, según lo informado por María Catalina Prieto, su directora.
Ante este panorama, el Ministerio destacó que está trabajando en nuevas estrategias de financiación y apoyo para las orquestas, que incluyen la colaboración con entidades departamentales y el sector privado. El objetivo es garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos proyectos culturales, de gran importancia para la música clásica en Colombia.
Por otro lado, la Fundación Batuta, que también atraviesa una situación difícil debido a los recortes presupuestarios, señaló que el Ministerio ha decidido mantener el respaldo financiero para sus proyectos, aunque no se ofrecieron detalles sobre cómo se continuará apoyando a la organización. En 2024, la Fundación Batuta tuvo que suspender el programa “Sonidos de Esperanza” debido a la reasignación de los fondos hacia el programa “Sonidos para la Construcción de Paz”.
La situación refleja el delicado balance que enfrenta el Ministerio de Cultura para redistribuir los recursos disponibles, promoviendo la inclusión de nuevos proyectos musicales, pero a su vez poniendo en riesgo la estabilidad de los que ya existen. Las orquestas y las fundaciones musicales de Colombia siguen esperando una solución definitiva que garantice su continuidad y el desarrollo de la música en el país.
