El Atlético Huila atraviesa una de las etapas más inciertas de sus 35 años de historia. La clausura del estadio Guillermo Plazas Alcid y la falta de soluciones estructurales han puesto al club al borde de un cambio drástico que podría significar su salida definitiva de Neiva.
El cierre del escenario fue oficializado el 11 de agosto, tras una revisión técnica que reveló graves fallas estructurales. La Alcaldía de Neiva y la Dimayor ordenaron suspender el ingreso de público por riesgo de colapso. Desde entonces, el equipo quedó sin casa, sin hinchas y sin ingresos por taquilla, lo que agravó su crisis financiera tras el descenso a la Categoría B en 2024.
A la pérdida de recursos se suma el retiro de patrocinadores y la imposibilidad de jugar en su estadio. Por eso, versiones de medios nacionales como Caracol Radio, ESPN, AS e Infobae aseguran que la dirigencia analiza mudarse al Valle del Cauca, con opciones como el Pascual Guerrero de Cali o el Raúl Miranda de Yumbo.
El traslado significaría un cambio histórico. Neiva se quedaría sin fútbol profesional por primera vez desde 1990. La situación divide opiniones entre los hinchas, que reclaman compromiso de la Sociedad Farlay S.A., propietaria del 95 % del club desde 2023, y que está vinculada al Grupo Independiente del Valle, conocido por su gestión deportiva en Ecuador.
Mientras tanto, la Alcaldía y la Gobernación del Huila buscan recursos para recuperar el Plazas Alcid. El costo total de reconstrucción supera los 90 mil millones de pesos, aunque el plan actual prioriza la tribuna occidental, con una inversión conjunta de 56 mil millones.
El Atlético Huila es más que un club: es símbolo e identidad de los neivanos. Su eventual salida no solo sería una pérdida deportiva, sino un golpe emocional y económico para toda la región.



