Se cumplen diez años desde que una abogada gallega, María Oruña, sorprendió al mundo de la literatura con ‘Puerto Escondido’, novela que se convertiría en la primera entrega de una saga traducida a una decena de idiomas y superado el millón de lectores.
Ahora, lejos de ejercer como abogada y entregada por completo a la literatura, publica su tan esperada nueva obra, ‘El albatros negro’, en la que Oruña sumerge al lector en las profundidades
de la costa de Vigo (Galicia), su tierra natal, donde yacen los restos de la decisiva batalla naval de Rande, en 1702, que enfrentó a las coaliciones angloneerlandesa e hispanofrancesa durante la guerra de sucesión.
El tesoro que esconde la ría, uno de los más codiciados y enigmáticos del mundo submarino se esconde en las profundidades del océano Atlántico, y es el desencadenante de la misteriosa muerte de una historiadora naval que se conecta también con la existencia de una joven entomóloga que vivió en la zona en el siglo XVIII.
‘El albatros negro’ teje una intrincada trama policiaca que trata temas como el expolio del patrimonio histórico en la actualidad, el papel de la mujer en la ciencia a las puertas de la Ilustración o los orígenes de la entomología, a la vez que homenajea la literatura de aventuras de autores como Stevenson o los relatos de bucaneros de Conan Doyle.
Pietro Rivas, un subinspector que acaba de llegar a Vigo, será el encargado de investigar el caso junto con Nagore Freire, una extravagante inspectora de Patrimonio.
Cuando las muertes comienzan a sucederse, la policía descubre que la clave para resolver los crímenes reside en la historia del galeón Albatros Negro, y en cómo en el año 1700, en la antigua villa amurallada de Vigo, una joven entomóloga fue capaz de cambiar con su audacia el curso de la historia.
Uno de los temas principales de ‘El albatros negro’ es la búsqueda ilegal de tesoros bajo el mar, en este caso en las profundidades de la ría de Vigo, un enclave cargado de historia donde naufragios, batallas y leyendas se entrelazan en cada recodo del litoral y pone en relieve el contraste entre la sed de riquezas y el desamparo del patrimonio cultural.
En el relato hace un retrato de las figuras de ‘cazatesoros” ilegales que, impulsados por la codicia y el deseo de descubrir reliquias perdidas, actúan al margen de la legalidad, explotando un patrimonio que se esquilma y desprotege.
La obra plantea que, en el afán por descubrir riquezas ocultas, se corre el riesgo de desmantelar un legado cultural invaluable y que el verdadero tesoro reside en la conservación del conocimiento y la memoria histórica, elementos esenciales que, si se pierden, dejan a la sociedad desprovista de sus raíces y su identidad.
Así, la novela se convierte en un viaje que transita entre el fervor de la historia y la fascinación por el misterio, ofreciendo un homenaje a aquellos episodios olvidados que,
sumergidos en las aguas, siguen contando su propia leyenda.
Por primera vez, Oruña ha ambientado una de sus novelas en su Vigo natal. La historia se desarrolla en dos tiempos a lo largo de la histórica ría de Vigo, un escenario que no solo alberga leyendas de batallas y naufragios, sino que también refleja la fusión entre la historia y la vida cotidiana. Desde las aguas que esconden vestigios de la batalla de Rande, recorriendo las islas Cíes, hasta las orillas que han visto pasar generaciones de marineros.
El recorrido no se limita a la extensión del litoral. Oruña invita al lector a vagar por el casco viejo, donde se percibe la esencia del pasado en cada calle y plaza. La imponente presencia de monumentos como el Palacio de la Oliva y la Colegiata de Santa María conviven con espacios populares y emblemáticos como la Plaza de la Piedra y la Plaza Vieja, donde la arquitectura y la memoria se entrelazan.
Un punto neurálgico de la novela es la playa de A Calzoa, escenario en el que se erige la cabaña de Marco y Lucía, símbolo de una vida forjada en la intimidad con el mar. Allí, la autora explora el vínculo inquebrantable entre los habitantes de Vigo y las aguas que les han dado identidad, a la vez que plantea el desafío de preservar un patrimonio sumergido en leyendas y tesoros olvidados.
(Colprensa)
