«El Pastor», una leyenda naciente del motociclismo huilense que se despidió en competencia.
La velocidad fue su pasión, y el rugir de los motores, su lenguaje. Este fin de semana, el motociclismo colombiano perdió a una de sus promesas más queridas: David Artemio Jiménez Cruz, joven piloto huilense conocido en las pistas como “El Pastor”, falleció en medio de una competencia en el autódromo de Tocancipá, tras sufrir un grave accidente.
David, oriundo del municipio de Garzón, Huila, corrió con el número 967, cifra que ya es símbolo de respeto entre los fanáticos del deporte motor. Tenía apenas unos años compitiendo, pero en ese tiempo logró inspirar a una generación de jóvenes motociclistas que lo admiraban por su entrega, humildad y amor por las dos ruedas.
Más que un piloto, fue un ejemplo. Participó en múltiples torneos regionales y se convirtió en un rostro frecuente en los podios locales, pero también en un ser humano dispuesto a compartir consejos, enseñar y motivar a otros a perseguir sus sueños en las pistas.
La comunidad del motociclismo huilense y nacional hoy llora su partida, pero también celebra su legado. La vida de David se apagó en competencia, haciendo lo que más amaba. Su recuerdo quedará grabado no solo en el asfalto de las pistas que recorrió, sino en el corazón de quienes compartieron con él esta pasión.
Familiares, amigos y aficionados lo despiden con el ruido de motores encendidos y la convicción de que “El Pastor” seguirá guiando desde lo más alto a los que aún compiten con valentía y sueños por cumplir.
Periodista: Sebastián Moya
