Petro estrenará la semana que viene su presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con un viaje a Pekín, pero también, como presidente de Colombia, irá acompañado de ocho ministros a la espera de firmar acuerdos comerciales con el gigante asiático.
En otros tiempos, este encuentro parecería una gira diplomática protocolaría, como la que varios presidentes han hecho ya al lejano país. Sin embargo, en la situación actual, en medio de la guerra arancelaria que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, lanzó contra los chinos, puede no ser el mejor momento para ir.
El presidente Petro ha expresado abiertamente su intención de adherirse a la ruta de la seda de China, como una posibilidad de diversificar los mercados colombianos en el mercado asiático. Un anunció que ha incomodado al gobierno Trump, que ve una “peligrosa” expansión económica de su más grande competidor en el mundo.
El enviado especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver Carone, y el Encargado de Negocios de la embajada de los Estados Unidos en Colombia, John McNamara, han advertido sobre las graves consecuencias negativas que podría tener esta decisión para la economía del país. Claver incluso insinuó que esta adhesión podría ser muy beneficiosa para las rosas ecuatorianas y el café centroamericano, ambos fuertes competidores de Colombia por el mercado estadounidense.
Una apertura comercial con China en medio de tensiones con Estados Unidos es el gran riesgo al que el país bajo el mando del presidente Gustavo Petro se enfrentan en los próximos días. ¿Qué consecuencias puede traer este viaje para las relaciones internacionales del país y cuál es la mejor salida tras las acciones del gobierno Trump?
María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, señala que, aunque es necesario el desarrollo de las relaciones bilaterales, se deben evaluar “cuidadosamente” los acuerdos con China debido a que este país no es reconocido internacionalmente como una economía de mercado, surgen desafíos relacionados con la transparencia, la competencia leal y la reciprocidad.
“Es crucial que estas decisiones se basen en un análisis riguroso de beneficios y riesgos, priorizando siempre el interés nacional y la estabilidad de las relaciones existentes, especialmente con socios estratégicos como Estados Unidos. La diversificación de relaciones internacionales debe orientarse hacia la obtención de beneficios tangibles para los colombianos, sin comprometer los principios fundamentales que rigen nuestra economía y política exterior”, sostiene.
Lacouture hace a Petro un llamado a la prudencia, porque, aunque el país ha tenido acuerdos con China por más de 45 años, una eventual adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) podría ser percibida en Washington como una señal de acercamiento estratégico a China y provocar “un fuerte impacto teniendo en cuenta este momento geopolítico complejo”.
“Todo acercamiento estratégico con China debe evaluarse con responsabilidad y visión de largo plazo, especialmente considerando el contexto geopolítico actual. Estados Unidos no solo es el principal socio comercial de Colombia, sino también un aliado estratégico que respalda cientos de miles de empleos en sectores como el agro, confecciones, flores, café y turismo”, advierte Lacouture al recordar que las exportaciones colombianas a Estados Unidos crecieron un 15% en el primer trimestre de 2024, mientras que las dirigidas a China cayeron un 22%, profundizando un déficit comercial que ya supera los USD 13.500.
Y agrega que “China no es reconocida internacionalmente como una economía de mercado, lo cual plantea serias dudas sobre la transparencia, la equidad y las condiciones de competencia”.
La presidenta de la Cámara Colombo Americana señala que el gobierno debe estudiar estas acciones en China y preguntarse sobre los beneficios tangibles que otros países han obtenido en esta ruta de la seda, las implicaciones económicas y geopolíticas, las garantías que ofrece China y sin que esto afecte el interés nacional y las relaciones con Estados Unidos.
“Explorar nuevas relaciones comerciales es esencial para que contribuyan al crecimiento económico, la generación de empleo y la competitividad nacional”, explica Lacouture, donde también insiste en cuidar y fortalecer las relaciones existentes, como la que se tiene con Estados Unidos “que ha demostrado ser beneficiosa en términos de inversión y empleo, es igualmente crucial para el bienestar de los colombianos”.
En medio de esta rivalidad de China y los Estados Unidos, Yann Basset, politólogo y profesor de ciencia política de la Universidad el Rosario, señala que este encuentro -aun con riesgos- puede ser una oportunidad importante para Colombia y que varios países ya han decidido estudiar.
“Todos los países están hablando con China, de hecho, Colombia es de los pocos países en América y de cualquier parte que todavía tiene más relaciones con Estados Unidos que con China. Colombia esta atrasada en esto. No hay que pensar en el mundo de hoy que las relaciones tienen que ser exclusivas con algún país e incluso con Estados Unidos. Esta diversificación es necesaria”, sostiene.
Aunque Estados Unidos deja grandes ganancias en la economía colombiana, también insiste el analista en que actualmente el panorama es “muy incierto” debido a la política de los aranceles «que el presidente pone y saca de una manera caprichosa”, por lo cual, ve con buenos ojos la necesidad de «buscar no tener esta relación con Estados Unidos hasta donde se pueda y mirar por otros lados como China y Europa”.
Incluso, agrega Basset que esta posición de Trump ha tenido un cambio drástico de la opinión pública en los Estados Unidos, donde aumentó la presión y hasta piden que se flexibilice esta política de “aislarse del comercio internacional”.
“Que Colombia trate de desarrollar el comercio con otros países es algo que difícilmente Estados Unidos puede reprocharle. En este contexto, Colombia no es el país que está peor para lograr un acuerdo más allá de las diferencias que puedan existir en las tendencias políticas de los gobiernos”, puntualiza.
Hasta ahora va a empezar la gira del presidente y buena parte de su gabinete por el gigante asiático, una semana llena de reuniones, de declaraciones y de tensiones diplomáticas que estarán en la agenda del día, y que definirán el futuro de Colombia en medio de esta guerra comercial que se vive en el mundo y que puede dejar sus consecuencias para el país.