Agrega que el aumento del salario mínimo, hay que mirarlo en el contexto de una situación de derroche y corrupción por parte del Gobierno.
«Incremento burocrático, altos impuestos y nuevas cargas laborales, déficit y endeudamiento en exceso, informalidad del 55%, caída de la inversión privada, éxodo ciudadano, consumos sin inversión, causados por el gasto del Gobierno, la mayor producción histórica de cocaína, las remesas que los colombianos envían del extranjero, cercanas a 13 mil millones de dólares, etc», son algunos de los factores que menciona.
Dice que el aumento puede ser bueno para el trabajador formal, pero está amenazado por el aumento de la inflación, mientras que las empresas y empleadores ya no soportan más impuestos y cargas laborales.
«Se corre el riesgo de despidos, también que a quienes ganan por encima del mínimo los vayan bajando en aproximación a éste», señala.
Sobre la situación de los trabajadores informales, afirma que se van a encontrar en la puerta de las empresas un letrero que dirá: «No hay puestos».
Además, el Gobierno, «ya bien endeudado y en riesgo de cesar pagos, deberá asumir nuevos costos por el bono pensional y el incremento de la remuneración pública».



