La capital del Huila amaneció de luto tras confirmarse el fallecimiento de Roberto Suaza, uno de los loteros más recordados y queridos de Neiva.
Durante décadas, su presencia fue infaltable en el parque Santander, donde era conocido como el “Gordo de la Lotería”, un apodo que se convirtió en sinónimo de tradición y cercanía con la comunidad.
A don Roberto siempre se le encontraba en su silla de ruedas, ubicado en la entrada del edificio de Bancolombia, esperando vender un billete que pudiera cambiarle la suerte a algún huilense. Su amabilidad, buen humor y atención con los clientes lo convirtieron en un personaje respetado y apreciado por habitantes, comerciantes y visitantes del centro de la ciudad. Para muchos, comprarle la lotería era casi un ritual que hacía parte de la cotidianidad neivana.
Un carro inolvidable y un símbolo de afecto
Además de su labor como lotero, don Roberto era conocido por movilizarse durante años en un llamativo Dodge Coronet modelo 1982, un vehículo que se volvió parte de su identidad. Ese automóvil tenía una particular excepción otorgada por las autoridades: podía ingresar por la peatonal de la calle Octava y estacionarse junto al templo colonial. La escena del viejo Coronet entrando lentamente por el sector se volvió icónica, reflejando el cariño y respeto que la comunidad sentía por él.
Su partida deja un vacío en el corazón de quienes lo saludaban diariamente y en quienes encontraban en él una sonrisa amable en medio del bullicio del centro. Hoy, el parque Santander pierde a uno de sus personajes más entrañables, un hombre que, desde su oficio sencillo y honesto, dejó huella en la memoria colectiva de Neiva.
